23 de enero de 2011

Caminé y a veces retrocedí para buscarte. Me aseguraba que ahí estuvieras. Caminé, giré la mirada de nuevo y seguías allá. Estático, enmohecido. Entonces levanté trozos de mi pelo. Corrí. Me acordé de alguno de tus gestos. Me declaré en tregua y sembré en tu voz constelaciones. Enmudeciste. Se consumieron mis pies. Ya no miré atrás, las alas lo impedían. Ahora, aquí en el desfiladero donde los miedos se abdican, hay metamorfósis y hay aves. Soy una de ellas.

No hay comentarios: