3 de junio de 2009

Alipús

En una noche de lagunas tuercas amarantas, un cuerpo se destila, se acelera. Es una coartada casi llena, poco semejante camina, asimila laderas absortas de fibra; no se rompe se almacena dentro de cuerdas ambarinas, manos de látigo, lenguas de una escasa cordura. Con esas cuerdas, con su noche tuerca, avanzo. Enmudezco al venir de unas piernas calcinadas como las tuyas; gamberras piezas de milpa seca. Piel ébano amacigada, condenada, al dente, aunque poco segura. Pecas u hoyos exiguos invaden no muertes sino suspiros acaecidos la noche de la tuerca, entre esas piernas pedazo de libídine. Pero se sublima; contrapone lunas, monta mierdas de prójimos martajados; es esa piel ébano gestora de puertas paridas. Pernocta, también se rinde, cae lejos de una cara, de un remilgo solícito; simula un alipús acre, consuelo de ventana bendita que grita, se deshoja al caos de una sobrecama seca recién fregada. Después me desplomo, almaceno pequeñas eutanasias, me tiro al frente. Nadie me levanta… tumbo, arqueo, descenso y entonces noche de tuerca, calma desollada, moscas sedientas de un sexo; tu sexo lánguido y furtivo como el que desacompaña a la oreja de mi universo.

1 de junio de 2009

a01

Silencio.

Hojas,
Escarnios,
Una falla,
Una compañía inmunda.

Te imaginé,
Universo metido,
Mellando la oración matinal
Acaso suspiros de mi entrepierna.

Acá no me dueles,
Me caes la nieve encima.
Encima, encima, encima, encima, encima.

Me desgarras,
Depones.

La marca queda,
La noche se agota,
La espera maltrata.

Dónde mierdas te has metido, insolente vagabundo?